En este último viaje hemos visitado muchos países que fueron invadidos a lo largo de la historia por más de dos potencias extranjeras. En el caso de Budapest, los pobres húngaros tuvieron que sufrir las invasiones de los alemanes en un primer momento y luego de los rusos. Sin entrar en cuestiones políticas, los húngaros tiene cierto resentimiento hacia estas dos potencias por lo que su espíritu nacionalista está bastante presente en su vida, algo así, como un ensalzamiento de su pasado magiar.
Cuando llegamos a Budapest no sabía de la existencia de este museo, y al principio pensé que sería algo así como la casa de las torturas o similar. Pero no, se trata más bien de todo lo contrario.

El museo cuenta con varias plantas. Os recomiendo que miréis bien el mapa antes de entrar porque nosotros no lo hicimos y lo vimos casi al revés. Va por orden cronológico, desde la invasión alemana hasta la rusa. Cuando bajéis a la planta baja os pondrán un vídeo en el ascensor, para poneros en situación, ya que en la parte de abajo se encuentran las recreaciones de las celdas donde se encerraban a los prisioneros y se les torturaba.

Es un museo muy entretenido, con ambientación musical y lumínica dependiendo de cada tema a exponer, con muchos videos (siempre importante) y también muchos sitios donde sentarte, ya que es un poco largo y puedes cansarte.
En el sótano vais a encontrar salas de tortura, salas de interrogatorios de la KGB, celdas de los prisioneros y hacia el final, un memorial diferente por las víctimas del holocausto. Como he dicho antes, todas ellas son reconstrucciones (muy bien hechas) pero no son reales.
En la planta baja vais a poder ver de cerca un tanque (no me digáis de qué bando porque yo de eso no tengo ni idea...) y un recorrido por esculturas e iconografía soviética, además de la cafetería y los baños :) Esta sala es la que nos perdimos, porque nos dijeron que teníamos que subir arriba. De todas formas, si os la saltáis tampoco pasa nada porque podéis volver cuando subáis del sótano. A la primera planta se accede por el ascensor, y a partir de aquí comienza el recorrido más interesante por el día a día de los húngaros durante las dos invasiones. De la invasión nazi tal vez sea menos el material, y mucho más de los soviéticos.
En la planta baja vais a poder ver de cerca un tanque (no me digáis de qué bando porque yo de eso no tengo ni idea...) y un recorrido por esculturas e iconografía soviética, además de la cafetería y los baños :) Esta sala es la que nos perdimos, porque nos dijeron que teníamos que subir arriba. De todas formas, si os la saltáis tampoco pasa nada porque podéis volver cuando subáis del sótano. A la primera planta se accede por el ascensor, y a partir de aquí comienza el recorrido más interesante por el día a día de los húngaros durante las dos invasiones. De la invasión nazi tal vez sea menos el material, y mucho más de los soviéticos.
Si alguna vez vais a Budapest, recomiendo visitar este museo porque a parte de que no es muy caro, es bastante interesante y puedes aprender bastantes cosas sobre la visión que tienen ellos de las ocupaciones.
- Lo mejor: el precio es muy asequible en relación a la calidad del museo. Lo didáctico que es y que no te aburres en ningún momento porque siempre hay algo que curiosear.
- Lo peor: no tener una guía en español, porque en inglés está bien, pero las hojas que te dan son muy extensas y no apetece leerse una parrafada.
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